lunes, 9 de enero de 2017

¿¡Amigaaaa!?

Sustituto moderno de la palabra “chica”, competidor fuerte del “mi amor”, se ha ganado un lugar en nuestro vocabulario el término “amiga”. Lo entonamos escrita o verbalmente de acuerdo al contexto en el que estemos y se ajusta casi de manera perfecta a la situación:  ¿Amiga cómo estás?, te puede escribir por ejemplo una persona que seguramente no es tu confidente, pero que está dentro de tu círculo social; ¡amigaaaaaaaaaaaaaa! te aborda en la calle alguna representante de un compañero de tu hijo en las clases de música, que probablemente no sabe tu nombre, o no lo recuerda, pero siente afinidad contigo y va directo a saludarte con emoción. También está el “¡amigaaa, tiempo sin verla, usted se vende caro! proveniente de una vecina con la que has compartido una taza de café o a la que le has hecho algún favor, lo cual te hace preguntarte ¿por qué me llama amiga?; y así la palabra se convierte en recurrente facilitador de comunicaciones hasta para la muchacha que te atiende en un bazar: “amiga, me dices por favor el precio de esta cartera? acompañando la interrogante con una sonrisa para que la fémina en cuestión te atienda bien.

En lo personal tengo mis dudas con respecto al término, pues a mis amigas las llamo por su nombre, apodo o en todo caso las cito como “amigas” cuando voy a narrar algo que tiene que ver con alguna de ellas a un tercero que no las conoce. En ocasiones me pone los pelos de punta cuando me escriben ¡amiga, me tienes abandonada!,  ¡y eso es solo el resumen de lo que pasó amiga!, ¡amiga, te necesito!, etc., no porque desestime a esas personas sino porque no me da sensación de sinceridad o afecto verdadero.

Salvo en contadas ocasiones en las que un “amiga bella”, “amiga linda” precede una conversación, lo más probable es que no confíe en alguien que me llame amiga. Me quedo con el tradicional “gracias” cuando una mujer me atiende en algún sitio, con el trato por su nombre a cada amiga (que seguramente sus padres escogieron con mucho cariño) o mejor aún con ese seudónimo o abreviación que solamente sus más cercanos conocemos: Nena, Kela, Chuchi, Rai, Malela, Mari, Pichu y pare usted de contar, que nos da confianza e indudablemente, respeto.

Así que la próxima vez que les digan amiga o se vean diciendo amiga, al menos recuerden este escrito y ríanse un poco. Más allá de la jocosidad del tema, deseo que sus relaciones sean cercanas y auténticas.



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